viernes, 6 de julio de 2012

Antonio Almada Reyes, Ilustre Aspense

Antonio Almada Reyes, nació el 1 de junio de 1761 en Aspe (Alicante-España) y fue bautizado al dia siguiente de nacer el 2 de junio de 1761 en la parroquia, hoy basilica, de Nuestra Señora del Socorro de la Villla de Aspe,tal y como rezan el registro parroquial, y falleció a los 49 años de edad en Mexico el 26 de octubre de 1810, en la ciudad mexicana de Álamos en el estado de Sonora.

Este aspense emigró muy joven a America, concretamente a los 21 años de edad siendo ingeniero de minas, estudios realizados en Cartagena. (Murcia-España)
Antonio Almada, se marchó de su pueblo natal, Aspe, influenciado por su tio, el tambien aspense, Obispo de Sonora, Fray Francisco de los Reyes.
Aprovechando una presencia en España, el Obispo animó que lo acompañaran a la Nueva España, tres aspenses, sus sobrinos José Almada Reyes de 22 años de edad y ordenado sacerdote y Antonio Almada Reyes de 21 años de edad e ingeniero de minas, estos dos aspenses eran hijos de su hermana Antonia Reyes Caparrón y Josef Almada Galipienso. El tercer aspense que se asienta en America fue su tambien sobrino el Teniente Antonio Reyes Espinosa de 21 años de edad y militar de carrera e hijo de su hermano Vicente Reyes Carrasco e Isabel Maria Espinosa.

El 20 de marzo de 1782 el obispo De los Reyes, acompañado por sus tres sobrinos, y un séquito de misioneros, zarpó de Málaga rumbo a su nueva encomienda pastoral.

Esta fecha será el punto de partida del joven Ingeniero de Minas, Antonio Almada Reyes, quien amasaría una incalculable fortuna, patriarca-fundador de la prominente y extensa familia Almada en Álamos, una ciudad del Estado mexicano de Sonora, tendría una importantisima influencia en el Sonora del siglo XIX y entre sus descendientes habrían alcaldes, gobernadores, militares y diputados.


Antonio Almada y Reyes nació, como hemos dicho, el 1 de junio de 1761 en la Villa de Aspe, provincia de Alicante, (aunque en muchos escrito figura erroneamente que es de la provincia de Leon).

Muy joven llegó a Sonora y contrajo matrimonio con doña María Lucila de la Luz Alvarado y Elías González el 2 de febrero de 1784 en la ciudad de Álamos.

De este enlace nacieron Ignacio y José Jesús y por cosas de la vida, doña Luz falleció muy joven y entonces don Antonio contrajo segundas nupcias con doña Rosalía Amarillas, naciendo así sus hijos don Antonio, José María Tranquilino, el popular Chato, que fue el más inquieto de la familia, pues incluso puso a temblar al gobierno de Juárez.

Desde muy joven don Antonio se dedicó a la minería con tan grande éxito que se convirtió en poco tiempo en un hombre rico y poderoso. Fue dueño de los minerales de “El Peñasco” en la comunidad de Promontorios y de “La Balbaneda” en el poblado de La Aduana.

Cuenta la leyenda que tenía tanta plata que ni el mismo rey de España la tuvo, y con el tiempo se ha tejido la leyenda que cuando una de sus hijas iba a contraer nupcias una mañana, al momento de acudir al templo, ubicado frente a la señorial residencia (Hotel Los Portales” don Antonio ordenó a sus sirvientes que colocaran ladrillos de plata pura para que los novios y el séquito nupcial no ensuciaran sus finos calzados.
Don Francisco R. Almada, trinieto de don Antonio, asegura que de este personaje aspense y sus dos esposas arrancan los cuatro troncos de la familia Almada que viven en la República, además de numerosos descendientes que se han extendido hoy en el suroeste de Norteamérica.

Toda la familia tuvo mucho que ver con el crecimiento económico del sur de Sonora. Por sus propios medios abrieron a la navegación el puerto de Agiabampo, convirtiéndolo en una salida al mar para floreciente comercio de Álamos. Entre sus descendientes se contaron diputados, gobernadores, alcaldes, imperialistas, republicanos, benefactores y corifeos.
Los Almada, descendientes de aspenses, en acción.

Don Antonio Almada y Amarillas
, por ejemplo, fue un distinguido diputado provincial, alcalde de Álamos y juez de paz. A él se le debe la separación del Estado Unido de Occidente en las entidades de Sonora y Sinaloa. Como un caso curioso, a la familia se le debe también lo siguiente: cuando ocurrió la separación, Álamos quedó en territorio sinaloense y con ágiles movimientos políticos lograron que la célebre “Ciudad de los Portales” regresara a tierra sonorense.

Otro de sus descendientes, don Adolfo Almada, que se desempeñaba como diputado por Álamos ante el Congreso de la Unión, presentó la iniciativa por él creada sobre la Ley del Salario Mínimo, la que fue aprobada por unanimidad en la capital, Ures, el 5 de diciembre de 1871.

Dicha ley consta de siete artículos y es interesante ver que en los tres primeros especifican: “Art. 1º. En el Estado de Sonora el menos sueldo (salario mínimo) que ganará un trabajador varón de dieciocho años será el de $15 pesos mensuales…”
Luego el Art. 2º especifica que: La mitad del fijado en el Art. Anterior obtendrán las mujeres mayores de 15 años…”, lo mismo especifica el 3º para los varones menores de dieciocho años y ahora nos preguntamos: ¿Cómo vivirían las mujeres y los menores con $7.50 pesos mensuales?

Pero don Adolfo, que fue un gran visionario para su época, y viendo que las penurias de los peones encasillados en ranchos y haciendas, no se hizo esperar y logró que fuera autorizada dicha ley.

Desgraciadamente, con el advenimiento del porfiriato, las cosas cambiaron drásticamente, tocándole la peor parte a los de abajo, que siendo pobres, se hicieron mucho más pobres.

Por otro lado, don José María Tranquilino Almada y Quiroz, fue que por desavenencias políticas con el régimen pesqueirista, junto con don Antonio Anselmo, abrazaron la causa imperialista.

Con este nuevo estado de cosas, logró alcanzar el grado de Coronel por órdenes expresas de Maximiliano, además de imponerle la Orden de Guadalupe tanto a él como a distinguidos miembros de las familias más acaudaladas de Álamos. El caso es que el pueblo despectivamente les llamó los “Lupanos”.

Entre las fuerzas imperialistas del Chato había más de 500 hombres reclutados, así como mil 500 indígenas mayos y yaquis. Con su poderoso ejército capturó Ures, Hermosillo, Guaymas y todo el distrito de Álamos, imponiendo un férreo control militar.

Su debacle vino cuando asaltó con sus hombres la ciudad de Álamos el 23 de septiembre de 1865, defendida escasamente por hombres y armamento por el general republicano Antonio Rosales, quien cayó abatido en las calles de la ciudad y después fue sepultado en el panteón local, cuya tumba, aunque vacía, todavía se conserva, así como la de don Antonio Anselmo, quien murió decapitado por un tremendo tajo lanzado por el general republicano Ángel Martínez, quien hizo limpia de lupanos e imperialistas que huyeron en desbandada por Guaymas para alcanzar Santa Rosalía.

Huyeron en un bergantín después de la derrota infringida al imperio en la ciudad de Ures el 4 de septiembre de 1866 y al ser alcanzada la nave, fue abordada por los patriotas y un soldado de Martínez, Abato Avilés, hijo de doña Loreto Encinas de Avilés, mató al Chato de un pistoletazo, siendo su cuerpo arrojado al mar.

El resto de los fugitivos fueron traídos atados a Guaymas y sin juicio marcial, incluso el hijo del Chato, Salvador, de 16 años, a quien le fue perdonada la vida.

La historia es interesante y el patriarca, don Antonio Almada y Reyes, fundador de esta formidable familia, amasó una considerable fortuna que inexplicablemente se perdió, aunque muchos ingenuos aseguran que el tesoro de los Almada yace en algún lugar de la intrincada geografía de la legendaria “Ciudad de los Portales”.

Genealogia Aspense de ANTONIO ALMADA REYES

Estudio genealógico ascendiente de ANTONIO ALMADA REYES

RAMA DE LOS REYES

I. VICENTE REYES
Nació en Velez el Rubio y casó con Ana Francisca Bayle.
Tuvieron por hijo a:
II. ANTONIO REYES BAYLE
Nació en Aspe (Alicante) y casó con Josefa Maria Carrasco natural de Monforte del Cid (Alicante).
Tuvieron por hijos a:
III. 1) Vicente Reyes Carrasco que casó con Isabel Maria Espinosa, que tuvieron por hijos a:
a) Antonio Reyes Espinosa, Teniente Militar de Carrera.
b) Isabel Maria Reyes Espinosa que casó con Josef Canales.

III 2) ANTONIA REYES CARRASCO casó can Josef Almada Galipienso, que tuvieron por hijos a:
IV a) José Almada Reyes; ordenado sacerdote.
IV b) ANTONIO ROQUE JUAN ALMADA Y REYES, nacido el 1 de junio y fue bautizado el 2 de junio de 1761, Basilica de Nuestra Señora del Socorro, Villa de Aspe, España. Fallecería el 26 de octubre de 1810 en los Alamos, Sonora, Mexico.
Caso en las Indias; ingeniero de minas.


IV c) Rafael Almada Reyes, notario de Aspe (1750-1835). Casó con Doña María Laos, de Rosales.


RAMA DE LOS ALMADA

I RAMON ALMADA
Casó con Francisca de Morales.
Tuvieron por hijos a:
II ANTONIO ALMADA Y MORALES (Antao de Almada y Moráis).
Nació en Portugal. Casó en 1706 con Esperanza Mira, hija de Leonardo Mira Llopis
Tuvieron por hijos a:
III JOSÉ ALMADA Y MIRA.
Casó en 1733 con Josefa Galipienso.
Tuvieron por hijos a:
IV.1.- Francisco Xavier Almada Galipienso, casó en 1772 con María Teresa Gosálbez García, hija de José Gosálbez de Cuniedo y Gosalbez y de María Teresa García Mira, casados estos en 1738.  Tuvieron por hijos a:  Francisco Xavier Almada Gonsalbez, Sargento de Granaderos.

IV.2. JOSÉ ALMADA GALIPIENSO
Casó en 1756 con Antonia Reyes.
Tuvieron por hijos a:
V 1) ANTONIO ROQUE JUAN ALMADA Y REYES,  nacido el 1 de junio y fue bautizado el 2 de junio de 1761, Basilica de Nuestra Señora del Socorro, Villa de Aspe, España. Fallecería el 26 de octubre de 1810 en los Alamos, Sonora, Mexico.
Casó en Indias
V.2.- Rafael Almada Reyes, notario de Aspe (1750-1835). Casó con Doña María Laos, de Rosales.
V.3- Don José Almada Reyes, Presbítero.


RAMA DE LOS MIRA
I. JUAN ANTOLÍN ELIAS MIRA
Constaba la genealogía de sus mayores y ascendientes como igualmente el año en que el Rey de Castilla los declaró por nobles en la villa de las Peñas de San Pedro, en el Reino de Murcia y Diócesis de Cartagena, en la Casa del Iltre. Sr. Marqués de las Navas por haber entroncado dicho marques con su hermana Doña Petronila Mira (puede que casase con Pedro González Dávila, gran caballero en tiempos de Enrique III "El Doliente" y del cual descendía el primer Marqués de las Navas. Si bien la única noticia que poseemos es que entroncó el Marqués de las Navas con Doña Petronila Mira y esto abre un gran abanico de posibilidades). Llegó a Novelda en 1402 desde cuya fecha es la familia reputada por noble en dicha villa. (Diccionario Genealógico Perceval). Casó en 1402 con Doña Benita Pellicer y tuvieron por hijo a:
II. JUAN MIRA PELLICER
Casó en 1432 con Isabel Serrano. (Diccionario Genealógico Perceval). Tuvo por hijo a:
III. APARICIO MIRA SERRANO
Casó hacia 1460. Tuvo por hijo a:
IV. BARTOLOMÉ MIRA
Casó hacia 1489. Tuvo por hijos a:
V. FRANCISCO MIRA
Ciudadano de Inmemorial y Ministro titular de la Inquisición de Murcia.
Casó hacia 1517 con Esperanza Ferrer, natural de Monforte del Cid. Tuvieron por hijo a:
VI. BARTOLOMÉ MIRA Y FERRER
Casó hacia 1546 con Leonor Ceva, natural de Agost. Tuvieron por hijo a:
VII TOMÁS MIRA Y CEVA
Alcaide del Castillo de la Mola, como así figura en un sindicado de Novelda de 23 de agosto de 1600 y en otro de diciembre de 1601[17].
 Fue uno de los Patronos de la Capilla con enterramiento de San Vicente Ferrer de la Iglesia Parroquial de Novelda de San Pedro Apostol. El patronato de dicha capilla estaba compartido con sus primos hermanos Juan, Damian y Cosme Mira Santonja. La propiedad de una capilla costaba cincuenta y dos libras, cantidad entonces importante si tenemos en cuenta que la totalidad de la villa contribuía con 125 libras anuales para la construcción de la Iglesia.

 En la visita pastoral a Novelda de 1602 figura que los cuatro patronos debían a la fábrica de la Iglesia 52 libras que habían ofrecido de limosna en lo restante referido a dicha capilla dijo haberla encontrado adornada de tohallas, frontal y retablo.

Casó en Novelda[18] el 14 de junio de 1574 con su pariente Aldonza Mira García, hija de Francisco Mira y de Beatriz García, natural de Alcoy. Por ser parientes de 3º y 4º grado obtuvieron dispensa papal dada en Roma en 1573 y con licencia dada en Orihuela a 8 de junio de 1574. Fueron testigos Juan de Vergara, Joan Quexans y Luis Carranza.
 Tuvieron por hijo a:
VIII GABRIEL MIRA Y MIRA
Notario de la Villa de Aspe. Fundador de una de las ramas principales de los Mira de Aspe. Vecino de Novelda. Estudiante en 1608 fecha en la que figura como testigo en un sindicado de Novelda. Es probable que sea el mismo Gabriel Mira que figura en otro sindicado de Novelda de 1601. Trasladó su residencia a Aspe.
 Repoblador de Aspe en 1611 trás la expulsión de los moriscos figurando en la Carta Puebla de 1611 de la villa de Aspe. En un censo de Aspe de 1646 sólo aparecen dos vecinos de apellido Mira, uno de los cuales es probable que fuese este Gabriel Mira.
En el Libro de Genealogias de Aspe se dice expresamente: "Gabriel Mira y Francisca Nager es el primer mote de desposorios que se cuenta en el libro 1º de este archivo en cuyo libro no ponen los padres de los que se casan por cuyo motivo y el estar estropeados los libros 1º y 2º de bautismo es causa de no encontrarse el mote de bautismo pero se sabe son cristianos viejos de los más visible del pueblo habiendo obtenido y actualmente tienen empleos de República, Capellanes, frailes, Abogados y otros empleos honorificos y labradores, etc.".
 Figura en el árbol número 3 del libro de genalogias de Novelda, elaborado por su hermano Macian Mira Mira, Acólito de Novelda.
 Casó en Aspe el 4 de octubre de 1610 con Francisca Nager Belda, hija de Agustin Nager y de Catalina Belda, natural de Aspe. Ofició el matrimonio Bartolomé Corbí, Rector. Fueron padrinos Macian Mira, Acólito de Novelda e Isabel Pujalte. Fueron Testigos Jaime Belda y Senco de Vera.
 Tuvieron por hijos a:
IX JUAN GABRIEL MIRA Y NAGER
Fue Bautizado en Aspe el 30 de agosto de 1620, por Mosen Juan Selles, siendo apadrinado por Mosen Montero, Rector e Isabel[23]. Notario de la Villa de Aspe en 1663.
Casó en Aspe el 11 de noviembre de 1638 con Isabel Juan Llopis Pujalte, hija de Nicolas Llopis y de Josefa Pujalte. Fueron Testigos el Dr. Navarro, Baile y Jaime Belda. En el momento de su matrimonio se hallaba enfermo y tuvo que partir hacia Valencia. Recibieron las bendiciones nupciales el 12 de septiembre de 1659 por Mosen Juan Montero.
 Tuvieron por hijo a:
X. LEONARDO MIRA Y LLOPIS
Casó con Josefa María. Colomina
Tuvieron por hija a:
 XI ESPERANZA MIRA
Casó en 1706 con Antonio Almada Morales, de Portugal, hijo de Ramón Almada y de Francisca de Morales.
Tuvieron por hijos a:
 XII JOSÉ ALMADA MIRA
Casó en 1733 con Josefa Galipienso.
Tuvieron por hijos a:
XIII- JOSÉ ALMADA GALIPIENSO
Casó en 1756 con Antonia Reyes.
Tuvieron por hijos a:
IV b) ANTONIO ROQUE JUAN ALMADA Y REYES,  nacido el 1 de junio y fue bautizado el 2 de junio de 1761, Basilica de Nuestra Señora del Socorro, Villa de Aspe, España. Fallecería el 26 de octubre de 1810 en los Alamos, Sonora, Mexico.
Casó en las Indias

IV.2.- Rafael Almada Reyes, notario de Aspe (1750-1835). Casó con Doña María Laos, de Rosales.
IV.3- Don José Almada Reyes, Presbítero.

Álamos, pueblo minero de Almada




Cuenta el Geologo Ignacio Lagarda, que la colonial ciudad de Álamos, en el sur de Sonora, actualmente cuenta con unos 10.000 habitantes, es internacionalmente conocida por su vocación turística, pero en realidad en sus mas de trescientos años de vida, la ciudad vivió un esplendorosa época de riqueza minera. En realidad el propósito del imperio francés, cuando envió a Maximiliano a gobernar a México, su intención era apoderarse de la plata que se producía en Álamos y del territorio de la Baja California.
Numerosos testigos de ese esplendor dejaron su testimonio en diferentes documentos que a continuación veremos.
La Ciudad de Álamos fue fundada el 8 de diciembre de 1682, por don Domingo Terán de los Ríos, como consecuencia del descubrimiento de los minerales de plata de en Promontorios y La Aduana.
Se le llamó originalmente, Real de la Limpia Concepción de los Álamos o de Los Frailes y después se conoció como

Real de Minas de la Purísima Concepción de los Álamos, en honor a la celebración religiosa de la fecha de su fundación.



A partir de su fundación, el pueblo mostró una evidente prosperidad convirtiéndose en poco tiempo, como la segunda ciudad más importante de todas las provincias de occidente, tanto por su población como por sus riquezas minerales.
El 13 de febrero de 1687, el sacerdote jesuita Eusebio Francisco Kino la visitó a su paso rumbo a la Misión de Conicárit, diciendo:

"que antes de llegar a Los Álamos, le habían platicado prodigios de su importancia y la abundancia en ricos metales, pero que al tocar el lugar, se admira de la disposición providencial de Dios, que hizo fuera descubierta tanta riqueza que muchos hombres prudentes, reconocen y confiesan no haber visto en parte alguna de las tierras hasta ahora descubiertas".



Dice también Kino que

"muchos caballeros y comerciantes ricos de la vecindad, están construyendo una verdadera población minera con casas reales, iglesia y residencias construidas alrededor de una plaza". Y afirma que "de las cuarenta y tres minas exploradas, cada una es suficiente para establecer un campo minero nuevo. La más pobre da cuatro marcos por quintal y las mejores cuarenta, cincuenta y hasta sesenta marcos haciéndole la prueba por fuego, pero haciéndola por azogue dan desde veinticuatro hasta setenta marcos". Y agrega que "si se establecen depósitos reales de azogue en este nuevo mineral, los quintos del Rey aumentarán grandemente".



El 13 de febrero de 1686, Fray Francisco de Carrisoza, da fe de que todos los mineros votaron para que Álamos, fuera cabecera del Real Nuevo de Nuestra Señora de Guadalupe y fuera administrada por don Domingo Terán de los Ríos, su fundador.
Tanta plata fue extraída de sus minas que alrededor de 1750, don Francisco Javier de Gamboa, al referirse a la capital de la Provincia de Sinaloa; como lo era Álamos en ese entonces, afirmaba que

"el presente es el mineral más rico y abundante de plata de todo el reino y que hubo un tiempo que hiciera mayores despachos que todos los de el reino".



En mayo de 1769, don José de Gálvez, Visitador General de la Nueva España, en un informe que rinde al Virrey, le dijo que

"en la mina Las Cabras, vio tal cantidad de barras de plata apiladas, como no las tuviera jamás el Rey de España en sus arcas".



La bonanza en la explotación mineral de Álamos, duró más de cien años y en 1826 R. W. Hardy, la visitó, y en un libro que escribió dijo que:

"la prosperidad de sus minas le ha dado una gran actividad comercial a Álamos que en solo una semana importó mercancías por valor de $160,000.00" y agrega que "debido a su riqueza minera y a su enorme abundancia de metales, es el lugar de mayor importancia en todo Sonora". 2



En 1770, el ingeniero militar Francisco de Fersen hace la siguiente descripción de Álamos: "

El principal de los Reales de Minas de esta provincia es el de los Álamos, y distante cincuenta leguas comunes de Sinaloa, noventa de Culiacán, y como ciento y sesenta del Rosario. Es lugar principal razonablemente poblado a un que muy dispersas y disipadas las casas, y su Comercio se compone de seis o ocho tiendas de mercaderías. Su situación muy baja y al pie de montes altísimos es la causa de que sea poco saludable su temperamento, aunque también contribuye la falta de Agua de beber que se padece en el tiempo que no es de lluvias, necesitándose entonces a tomar de posos. En sus cercanías se hallan los Reales de Minas de la Aduana, La Quintera, el Cerro Colorado y otros pequeños; pero a veinte y ocho de los Álamos al sureste esta el Real de Siribijoa de mediana población muy constante en la saca de metales de plata de muy buenas Leyes".



La llegada de los aspenses a la ciudad de Álamos.

El 15 de mayo de 1783 es una fecha significativa para Álamos, ese día llegó el aspense fray Antonio de los Reyes; primer obispo de Sonora, quien venía acompañado de dos de sus sobrinos tambien aspenses: José y Antonio Almada Reyes. El primero sacerdote y el segundo minero.

Al poco tiempo, Antonio Almada Reyes marcaría de forma decidida el destino minero de la población.

Antonio Almada de los Reyes había estudiado minería en Cartagena, España y al llegar a Álamos, se casó con Luz de Alvarado, heredera de dos importantes minas en Promontorios. Almada Reyes introdujo importantes reformas en las minas para mejorar las condiciones de trabajo de los mineros e incrementar el rendimiento del mineral por medio de técnicas avanzadas. Con el tiempo, Almada de Alvarado adquirió la mina Balbaneda de La Aduana y la de La Trinidad en Yécora.
Cuando el aspense Antonio Almada Reyes murió en 1810, dejó una inmensa fortuna, heredándoles a sus hijos José de Jesús, Antonio, Ignacio y José María todas sus minas. Para trabajarlas, los hermanos Almada de Alvarado formaron una sociedad llamada "La Unión", para lo que cada uno aportó el equivalente a medio millón de pesos en capital de trabajo y nombraron administrador, al menor y más astuto de ellos: José María. En ese tiempo el Distrito de Álamos exportaba más plata que el resto de México y la mayor parte de ella provenía de las minas de los Almada de Alvarado.
Cuando Sir Henry Ward visitó Álamos en 1826, lo describió asi:

"construido con considerable magnificencia. Contiene 6,000 habitantes y de 3,000 a 4,000 más están empleados en las minas"



En 1826, un oficial naval inglés llamado Tte. R.W. H Hardy, visitó Álamos y dijo lo siguiente:

"La mina de los cuatro Almada es, después de la de Cosalá, la más rica en México ¡la veta tiene por lo menos 30 yardas de ancho, de la cual se trabaja la mitad y se dice que produce sesenta mil dólares mensuales! ¡Otras minas en La Aduana y su vecindad producen cerca de veinte mil dólares más, lo cual asciende el valor real del metal extraído mensualmente a ochenta mil dólares!. Si los Almada contrataran más mineros en Promontorios, se piensa que obtendrían el doble o triple de la cantidad actual…Álamos, con su riqueza mineral, ha llegado a ser un lugar de la más grande importancia de Sonora"



Luego en 1827, el Coronel Bourne; un ingeniero de minas inglés, escribió:

"Álamos es un magnifico pueblo… tiene algunas minas famosas, trabajadas en gran extensión y con mucha habilidad y regularidad. Pertenecen a varios propietarios y en su mayor parte están divididas en pequeñas acciones; pero los principales mineros son la familia Almada, cuatro hermanos que han amasado una gran fortuna, pues se dice que cada uno de ellos posee cuando menos medio millón. El mayor José María, tiene en su casa más de quinientas barras de plata. Las minas de Álamos corresponden a la misma clase que las de Catorce, (se refería seguramente al pueblo minero Real del Catorce en San Luís Potosí) con vetas de entre seis y ocho varas de anchura y minerales de catorce a treinta marcos de plata por montón, generalmente beneficiados por amalgamación. Las minas y sus labores de beneficio están casi a cinco leguas al norte de la población. Sin embargo, existen unas cuantas al sureste." 3



La casa de José María Almada de Alvarado; localizada frente a la plaza de armas, al costado izquierdo de la iglesia, tenía tres patios interiores y en la parte trasera había un gran patio empedrado que contaba con cocheras, establos y almacenes para productos agrícolas y barras de oro y plata. Este patio era un lugar activo y ruidoso; recuas de mulas llegaban de las minas cargadas de plata para ser almacenadas o llevadas a la oficina de ensayo.
Cuenta la leyenda que con motivo del matrimonio de una de sus hijas, en una tarde lluviosa, José María Almada de Alvarado mandó tender un sendero con barras de plata desde su casa, hasta la entrada de la iglesia, para que su hija caminara sobre ellas. Otra leyenda dice que el sendero era para que sobre él, caminara el cortejo que iba a la iglesia a bautizar a su hija. La historia es inverosímil, ya que la misma hazaña se le atribuye a un rico minero de Batopilas, a otro de Durango e incluso a su padre Antonio Almada Reyes.
En una carta escrita en 1948 por Carmen Karam, bisnieta de José María Almada de Alvarado, se refleja la vida familiar en la casa de su ancestro:

Las barras de plata eran traídas de las minas en los lomos de mulas y almacenadas en un enorme cuarto de la casa grande. Allí eran amontonadas hilera tras hilera…en las comidas toda la familia se sentaba a una larga, larga mesa y toda la vajilla era de plata, hasta las tazas y platillos y vasos para beber…anhelaban tener platos de loza o por lo menos vasos para tomar como tenían las otras familias… decía que las jarras y jofainas en sus recámaras también eran de plata… una vez su padre quiso poner barras de plata en las ventanas en lugar de las de fierro, pero las autoridades la detuvieron porque los ladrones se las podrían llevar. En esos tiempos no había bancos y supongo que el querido viejo tenía tanta plata que no sabía qué hacer con ella". La leyenda dice también que lo que intentó fue ponerle vigas de plata al techo de su casa.



Era tanto el poder económico y político de José María Almada de Alvarado, hijo de aspense, que propuso al gobierno del estado, admitir en sus minas a los presos; aduciendo que eso tenía una ventaja: darles ocupación sin costo para el estado y el 26 de octubre de 1833 el Congreso del Estado decretó que: "Que se declaraba provisionalmente lugar de detención para los reos condenados a presidio, la mina Balbaneda o Promontorio, perteneciente a don José María Almada de Alvarado, cita en La Aduana, jurisdicción de Álamos".
En 1833, José Agustín de Escudero en su libro Noticias Estadísticas de Sonora y Sinaloa, dice que Álamos cuenta con 4,300 habitantes y que "las minas producen anualmente 25,000 marcos de plata y ocupan 300 operarios diariamente". Menciona también que La Aurora es una de las minas que se han hecho célebres "por las grandes masas de plata que producía y no dejaría de producir si aún se elaborase con el mismo esmero". Sigue diciendo Escudero que el distrito de de Álamos sigue siendo aún productivo y que "hizo en tiempo del gobierno español mayores despachos que todos los demás del virreinato de la Nueva España".
Por otra parte, en 1850 en su libro Noticias Estadísticas del Estado de Sonora, José Francisco de Velasco dice que:



"El mineral de la ciudad de Álamos, cuyo descubrimiento pasa de los 150 años, ha sido constante hasta los tiempos presentes. Sus minas, que son muchas, especialmente La Quintera y la Europita, que fueron las descubridoras, la primera en La Aduana y la segunda en Promontorios, han dado un tesoro, pues así debe llamarse la inmensa cantidad de platas que explotaron en su tiempo. En efecto los que hemos visto las grandes negociaciones y haciendas de este mineral, la multitud de minas que se han trabajado, las que actualmente están en corriente y los considerables capitales que proporcionaron a los empresarios, estamos convencidos de esa aserción, contrayéndola a la época en que hablo Gamboa, respecto a que hace algunos años que se observa la decadencia de dicho mineral.



El año que faltaron los azogues, que se repartían a los mineros, se trabajaban 84 minas con provecho.
En los años de 1790 a 1800 fueron cuantiosas las remesas de plata que hizo el mineral de Álamos para la capital de México, llevadas por don Juan Álvarez, que por muchos años fue el conductor de las memorias de electos que se importaban cada año, y a varias casas cada seis meses. El año de 1799, en el paraje llamado Las Cabras, como a una legua hacia el oriente de Álamos, en donde se sitúa dicho Álvarez con sus trenes de atajos, mientras recibía los caudales, vi una trinchera de 750 barras, que con 52 que yo fui a entregarle por cuenta de la casa de mi tutor, montaron a 802, sin contar en este número las que en trinchera aparte vi correspondientes al comercio de lo interior; las cuales no conté, pero que a bulto me parecieron se compondrían de igual número. Debe advertirse que a más de Álvarez, que fue el principal conductor de caudales, había otros que en menos cuantía extraían capitales para la misma capital a mediados de cada año, que se recibían las segundas memorias".



Mas adelante sigue diciendo Velasco:
"por donde quiera que se dirige la vista, se ven los terrenos de minas antiguas y nuevas; de manera que no es exageración decir que allí no se anda un palmo de tierra que no sea sobre alguna vena o veta de metal".


Velasco considera que la mina La Quintera ocupa el primer lugar en producción en la región y que fue explotada por mas de cien años hasta que en 1842 "se emborrascó" y según él, sus socavones son tan profundos que se requieren "tres pesos de velas encendidas", para ver apenas un reflejo, por lo que probablemente tengan una profundidad de dos millas.



Que a esas fechas, la mina Balvaneda en Promontorios, que en sus tiempos fue muy rica es propiedad de don José María Almada y que aunque a pesar de estar "aguada", y por lo tanto su beneficio sea muy costoso, aún sigue en producción.



Velasco sigue diciendo que "la mina La Europita, localizada en Promontorios es propiedad de don Manuel Salido, La Cotera, situada en La Aduana la trabaja don Bartola Almada, la Santo Domingo, también en La Aduana, la explotan don Ignacio y don Saturnino Almada. La Nacacherán, en el mismo sitio la posee don Pedro Perrón, la Libertad, cerca de la Quintera, la trabaja don Manuel de Brenda y otra en Promontorios de la que no recuerda su nombre, es explotada por don Antonio Anselmo Almada. La de Minas Nuevas es trabajada por don Pedro Garcés y la heredera de don José María Moreno".



Dice Velasco que en 1828, siendo ensayador don N. Escudero, las barras de plata ensayadas y "quintadas", rindieron la cantidad de 28,000 pesos, considerando que solamente fueron éstas la tercera parte de las existentes.



Por otra parte, considera que los grandes capitales existentes en Álamos, en esa época, provienen de la explotación de los yacimientos minerales, ya que hasta entonces, esa es la única industria que ha tenido la población.
Igualmente, Velasco dice que hay una gran cantidad de minas pequeñas en la región, que son explotadas de manera informal por los gambusinos de la población y que existen también muchas minas antiguas como la de Piedras Verdes, localizada cinco leguas al norte del pueblo, La Navares en Promontorios que se encuentra inundada, La Calesa y la de Los Cangrejos en La Aduana, de cuyos descubridores no se tiene noticia.
También cuenta Velasco que en Álamos, a esa fecha existían grandes Haciendas de beneficio como la llamada La Aurora, La Ubalama y la de Las Cabras; oras cinco en La Aduana propiedad de don José María Almada de Alvarado, otra en Tataijosa, en el camino hacia Navojoa, la de los Larragoytia, la de los Espinoza, y la Hacienda Vieja de Promontorios, propiedad de los Ortiz. En Minas Nuevas están la de los Humel y las de don Pascual Gómez Lamadrid.
La mina La Quintera había sido descubierta en 1683 y había sido explotada por más de un siglo por la diócesis de Durango; su propietaria, hasta que se inundó y dejó de trabajarse y luego ser comprada por don José María Almada de Alvarado quien la explotó intensamente hasta que en 1842 se emborrasca y vino su decadencia. La mina Balbaneda subsistió solamente unos cuantos años más y también le llegó la decadencia.
Para finales del siglo XIX, la producción minera de Álamos había decaído considerablemente. Los tradicionales mineros locales habían sido substituidos por las compañías extranjeras, como por ejemplo The Quintera Mining Co., La Dura Mining Co., The Erbe Exploration Co., Los Alamos Milling Co., y Salido Gold-Cooper Co., que lograban hacer redituables sus inversiones devido a las innovaciones en las tecnologías de extracción de minerales y el beneficio de los mismos que en ese entonces existían.
La crisis económica mundial, el descenso en el precio de la plata y el encarecimiento de la maquinaria de importación, necesaria para los trabajos mineros, hicieron que a principios de 1900 la explotación empezara a ser redituable y en 1905 se deja sentir un fuerte descenso en la producción y la consecuente paralización de casi todos los centros mineros. Del total de las minas existentes en la población, solamente quedaban en producción dos: La Quintera en el municipio de La Aduana, con 200 obreros, La Zambona en el municipio de Minas Nuevas con 100 hombres empleados.
En su época, fue tan importante la actividad minera en la región de Álamos que La Aduana fue municipio de 1825 a 1930, Minas Nuevas lo fue de 1877 a 1930 y Promontorios fue municipio de 1870 a 1930.
Al paso de los años, la actividad minera en Álamos, iniciada fuertemente por el aspense Antonio Almada Reyes, decayó considerablemente hasta convertirse, desde mediados del siglo XX en un pueblo eminentemente turístico, aprovechando su benévolo clima y la majestuosidad de sus mansiones, antiguos palacios de los potentados mineros descendientes muchos de ellos del citado ilustre aspense.